Hasta 1859, la plaza Independencia no era más que un cuadrado con colchones de tierra en invierno y pantanos en la época de lluvias estivales. Ese año el gobernador Marcos Paz plantó los naranjos, trazó las “avenidas”, puso bancos y rodeó todo con una cadena para que no ingresaran los animales sueltos. Tiempo después se puso un un incómodo empedrado, hasta que el intendente José Padilla, entre 1887 y 1890, hizo pavimentar la mitad exterior de las “avenidas” con grandes baldosones traídos como lastre en un buque llegado desde Hamburgo al puerto de Buenos Aires.
Recuerdos fotográficos: el corazón de Tucumán, desde el aire, en el cambio de sigloEn una nota del diario El Orden, de mayo de 1889, se lo criticó: “¿A quién irá a atracar ese lujo? Cuando menos a los paseantes. No tiene plata para pagar los intereses de la deuda del municipio, y sigue con el progreso a palos, a diestra y siniestra”. Pero los baldosones eran parejos, lisos para paso fácil y rugosos para no resbalarse. La foto superior es de fines del siglo XIX. Los baldosones estuvieron 90 años en la plaza. Así se ve en las fotos de paseantes, en enero de 1951 y de alumnos de Inpea en un concurso de pintura, el 15 de junio de 1977.
Recuerdos fotográficos: 1935. El atractivo puente colgante de Villa NouguésParte de la “piedra hamburguesa” quedó después de 1980 en el sector donde se instalaba la banda sinfónica. Pero tras las últimas remodelaciones ya no hubo vestigios.